La digitalización de los controles de calidad reduciría el fraude en la industria láctea
El contexto difícil que estamos viviendo, primero con la pandemia y ahora con la guerra de Ucrania, está tensionando las cadenas de suministro mundiales. Estas circunstancias están contribuyendo a un aumento de los niveles de fraude en la industria alimentaria en general, y muy especialmente en la industria láctea.
Proveedores y fabricantes de productos lácteos se ven obligados a ajustar al máximo los costes de producción para seguir siendo competitivos ante la presión en precios de la distribución y por la creciente competencia de los productos plant-based. Y esto lleva en muchas ocasiones a sustituir ingredientes por otros más baratos, lo que supone un fraude al consumidor que puede tener consecuencias muy graves para las marcas y las empresas lácteas.
¿Cuáles son los principales riesgos para la calidad y la seguridad alimentaria en las compañías lácteas? Hemos preguntado a nuestros socios, clientes y contactos a través de una encuesta en Linkedin con el propósito de saber cómo hacer frente al progresivo incremento del fraude y mejorar el control de calidad en la industria láctea.
Un 70% de los encuestados considera que el principal problema reside en la falta de digitalización del control de calidad. La mayor parte de las empresas proveedoras y productoras son PYMES con escasa digitalización. Y la digitalización es clave para garantizar la eficiencia de los controles de calidad:
- Mayor automatización
- Se evita el error humano
- Más rapidez
- Menos coste frente a laboratorios externos
- Control de todas las muestras, no solo de unas pocas de forma aleatoria
La segunda respuesta más votada, con un 13%, es la falta de control de todas las materias primas. Solo mediante la digitalización del control de calidad con técnicas fáciles de usar e implementar in-house es posible controlar todos los lotes y garantizar que los ingredientes que estamos metiendo en la cadena de producción se corresponden con los estándares de calidad de la compañía y con el etiquetado del producto final.
Chemometric Brain es una solución de software como servicio basado en tecnología NIR, la más eficiente y versátil para el control de calidad alimentario, ya que analiza cualquier muestra alimentaria en polvo, líquido, sólido o gel en solo unos segundos, generando una huella química de ese producto que se compara después con unas librerías de muestras “correctas” para verificar su calidad, conformidad y homogeneidad.
Las compañías lácteas que han empezado a implementar este sistema han reducido el coste de sus controles de calidad, han ganado en rapidez y eficiencia y han reducido drásticamente su nivel de incidentes durante la producción, evitando posteriores reclamaciones e incluso retiradas de producto.